lunes, noviembre 06, 2006

África se rebela contra el cambio climático


Fiel a su costumbre, Estados Unidos «aterrizó» en el primer día de la Cumbre de la ONU de Cambio Climático (COP 12), que se celebra en Nairobi (Kenia) hasta el día 17, advirtiendo de que no moverá un ápice su postura con respecto a la voluntariedad de sus medidas para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.
El negociador jefe del país más contaminante del planeta, Harlan Watson, matizó además que esta política no tiene posibilidades de cambio mientras Bush siga en la Casa Blanca. Las próximas presidenciales son en 2008, y el nuevo modelo pos-Kioto debería estar fijado en 2009 para que pueda entrar en vigor el 1 de enero de 2013. Por tanto, el asunto clave de esta cumbre, aunque se intentará allanar el camino para ese modelo futuro, es la adaptación a los efectos del calentamiento global, en especial de los países en desarrollo.
El presidente de la COP 12, el ministro keniata de Medio Ambiente, Kivutha Kibwana, afirmó ayer en la sesión de apertura que «el cambio climático pone en peligro los objetivos de desarrollo de los más pobres». Y sin duda una de las regiones del planeta que con mayor crudeza y a cara descubierta se enfrenta a esta amenaza climática es África.


Mayor vulnerabilidad

Un nuevo informe presentado por la Secretaría de la Convención del Cambio Climático, con datos del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Organización Meteorológica Mundial, indica que la vulnerabilidad del continente al cambio climático es más acusada de lo que se creía hasta ahora, al tiempo que cuantifica esa amenaza.
Así, se ha estimado que el 30% de las infraestructuras costeras en África podrían inundarse, incluyendo asentamientos en el Golfo de Guinea, Senegal, Gambia y Egipto.


En la actualidad, más del 25% de la población de África vive en los 100 kilómetros de franja costera. Y es que el nivel del mar puede aumentar entre 15 y 95 centímetros de aquí a 2100, lo que pondría en riesgo de sufrir inundaciones a 70 millones de personas en 2080, cuando en 1990 esta cifra era de un millón. En el sureste del Continente Negro, las ciudades con mayor riesgo son Ciudad del Cabo, Maputo y Dar es-Salaam.


En Egipto, Alejandría podría también verse seriamente afectada, con unas consecuencias económicas estimadas en 30.000 millones de dólares a causa de la pérdida de tierra e infraestructuras y la caída del turismo.


En la reunión del grupo de trabajo regional de adaptación, que tuvo lugar en septiembre en Ghana, algunos países presentaron las medidas de adaptación que se plantean para hacer frente a la amenaza. Frente a las iniciativas institucionales de Sierra Leona, que ha puesto en marcha una Oficina de Gestión Costera -ya ha calculado que proteger toda su costa le supondrá 1.144 millones de dólares (el 17% de su PIB en 1994)-, Djibouti está construyendo diques para contener el levantamiento de las aguas.


Continua sequía desde 1960

Pero hay efectos del cambio climático que ya se están dejando sentir en el continente. En la actualidad, 220 millones de africanos están expuestos cada año a sufrir las condiciones extremas de la sequía. Durante el siglo XX, el continente más pobre del planeta se calentó 0,7 grados centígrados, al tiempo que las lluvias disminuyeron una cuarta parte en la zona del Sahel (entre el desierto del Sáhara y el África tropical) en los últimos 30 años. Esta zona, al igual que el Cuerno de África y el sur del continente han sido gravemente afectados por las sequías desde 1960.


Los científicos predicen un incremento de la temperatura en África de entre 2 y 6 grados centígrados para 2100. Los patrones de lluvia no están aún del todo claros, pero es probable que en los próximos 50 años haya un descenso en las precipitaciones de entre un 10 y un 25% en el norte del continente en los meses de junio, julio y agosto, y de hasta el 60% entre marzo, abril y mayo.


En contraste, el África occidental verá cómo se incrementan las lluvias hasta un 35% entre septiembre y febrero, un periodo que normalmente es seco. No obstante, el número de personas que se enfrentan a la escasez de agua seguirá creciendo, llegando a los 480 millones en 2025.

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