martes, noviembre 07, 2006

Nace un avión más limpio y silencioso



Cada año somos más los que viajamos en avión. Mientras lo hacemos, aumenta la presión política para poner freno a las emisiones de gases de invernadero.

Ahora, un equipo de investigadores en el Reino Unido y EE.UU. llega con un nuevo y revolucionario diseño de aeronave que podría hacer una dramática contribución para detener el cambio climático.

El SAX-40, que ha sido desarrollado por el Instituto Cambridge-MIT, es un avión con una forma radicalmente diferente. Oficialmente, es lo que se conoce como un "ala fusionada". Tiene un fuselaje sin cola, con forma de cuña, y dos alas con forma de murciélago.

El equipo de la Iniciativa de Avión Silencioso (SAI, por sus siglas en inglés) ha tenido éxito al desarrollar un avión radicalmente más silencioso. También es crucial que el SAX-40 es un 35% más eficiente en términos de combustible que cualquier aeronave que vuele en este momento.

Quizá los precios del petróleo ya no estén en los US$78 por barril de hace unos meses, pero con los altos precios del combustible con tendencia a continuar, la eficiencia en el consumo es un factor de importancia en los cálculos de todas las aerolíneas. Aún así, nada de esto quiere decir que, necesariamente, el SAX-40 será construido.

Desde que el Boeing 707 voló por primera vez en 1957 e introdujo la era de jets comerciales, los aviones han cambiado muy poco en su apariencia básica. Los aviones aún consisten de un fuselaje con forma de tubo, con dos alas que apuntan hacia atrás y con turbinas soportadas por debajo.

El jet de pasajeros DeHavilland Comet -aunque comercialmente fallido- tenía las turbinas integradas en sus alas. Costos de innovación Hay buenas razones económicas por las que el diseño ha seguido siendo tan conservador. Al hacer un fuselaje con forma de tubo, los fabricantes de aviones pueden construir con facilidad una familia de variantes más grandes o pequeñas utilizando muchas de las mismas partes.

Mediante la colocación de las turbinas bajo las alas es más fácil hacerles mantenimiento o actualizarlas en medio del período de 30 años de vida útil de la aeronave. Naturalmente, los fabricantes de aviones han hecho mejoras considerables en los últimos 50 años, por ejemplo, al usar materiales compuestos y turbinas más livianas y eficientes.

Sin embargo, futuras mejoras al diseño básico son difíciles de hacer, según Ann Dowling, profesora de ingeniería mecánica de la universidad de Cambridge y líder del equipo británico de la SAI.

"El caso de un cambio radical se está poniendo más fuerte", dice. "Sólo mediante ese cambio uno puede lograr cambios determinantes en las combustión de gasolina". Pero para los fabricantes de aviones como Boeing o Airbus, cualquier cambio de diseño debe producir un rápido retorno de su inversión. Boeing está trabajando en el desarrollo de células de combustible para proveer energía a los sistemas eléctricos y de aire acondicionado.

Actualmente, éstos dependen de las turbinas de los aviones y reducen su eficiencia. Bill Glover, director de desempeño medioambiental de aviones comerciales de Boeing, dice que usar células de combustible generaría ahorros significativos. "Con células de combustible podemos tomar el combustible tradicional, convertirlo en hidrógeno y producir electricidad eficientemente", dice.
"La otra emisión es sólo agua".

Pero incluso esto está a unos 10 o 15 años en el futuro. ¿Cambio radical? Hay una buena razón para la cautela de los fabricantes de aeronaves. Construir aviones completamente nuevos es muy costoso y riesgoso.

Después de que Boeing presentara su jet jumbo Boeing 747 en 1968, entró en serias dificultades financieras cuando la demanda por su nuevo avión se estancó.

Para sobrevivir, la compañía recortó su fuerza laboral de 100.000 a 38.000 empleados. Actualmente, Airbus también tiene problemas financieros con su avión gigante de dos pisos, el A380.

Para los fabricantes es mucho más seguro desarrollar nuevas estructuras aéreas a partir de lo que había antes, más que cambiar completamente con una nueva línea de producción. Sin embargo, con la creciente preocupación por el cambio climático, podríamos ver un cambio radical en el diseño de los aviones.

Éste sería más probable si las aerolíneas tuvieran que pagar impuestos "verdes" por las emisiones de gases de invernadero de sus aviones. Pero los cielos no van a llenarse de formas de aviones radicalmente diferentes en el futuro cercano.

Cuando una aerolínea compra un nuevo avión, lo mantiene volando durante décadas para que sea rentable tenerlo. Eso quiere decir que incluso si este diseño recibe la aprobación de los fabricantes, no empezaremos a hacer fila para abordar aviones como el SAX-40, por lo menos antes de 2030.

No hay comentarios: